La Infanta Cristina, o mejor dicho, yo no soy esa que tu te imaginas, ha declarado hoy como imputada ante el juez Castro por fraude fiscal y blanqueo de capitales, así, tal cual, y como cualquier ciudadano de a pie ha acudido rauda y veloz al juzgado para contarle al juez la verdad de la vida.
En realidad la Infanta no ha abierto la boca durante todo el interrogatorio porque sus abogados la habían programado previamente con una serie de respuestas que manejaban con un mando a distancia y gracias a un altavoz en el bolso de la Infanta no ha tenido que esforzarse mas de lo normal, de hecho los únicos papeles que tenían sus abogados encima de la mesa era la lista de los botones para decidir que respuesta era la mas adecuada
a cada pregunta del juez.
Botón 1 – No lo se
Botón 2 – No me consta
Botón 3 – No recuerdo
Botón 4 – No sabia
Botón 5 – No me lo puedo de creer
Botón 6 – Pero que me esta contando
Botón 7 – No y no, y por si acaso no
Botón 8 – Mi Iñaki me lo hacia todo
Se ha presentado en el juzgado como si se tratara de una recepción, contenta y mas feliz que una perdiz, yo las pocas veces que he tenido que ir a un juzgado he ido acojonado por si no salia de allí en unos cuantos años, pero esta no, esta iba dando palmas y seguro que hasta le han dado un bocadillo en el descanso.
Dice la Infanta que quería tanto y tanto y tanto a su marido que firmaba todo lo que le ponía por delante sin pestañear, joder, pues habrá que darle también un bocadillo a la Pantoja y a todas las mujeres que se juzga por estar casadas con amigos de lo ajeno.
En una cosa si que tiene razón la Infanta porque le pasa igual que a mi, ella no sabia que el servicio domestico, el chófer y el jardinero estaban contratados a través de Noós, y yo tampoco sé ni donde ni como los tengo contratados, la única diferencia es que por mi casa ni aparecen.
A partir de hoy habrá que modificar el código penal, porque lo que casi todo el mundo conoce, y digo casi porque la inopia real existe, “el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento” habrá que derogarlo y poner a funcionar el invento de los botones.
Ahora el juez Castro tiene que contar cuantos noes y cuantos Noós hay en la declaración de la Infanta para decidir si la considera inocente o no culpable.