Juventud Papal

La juventud ha dado una leccion de fe, entusiasmo y amor a todo el mundo por encima de paises, idiomas, banderas y costumbres, han aguantado horas para ver al Papa durante unos segundos unidos solo por su fe, su alegria y sus valores morales que en los tiempos en los que vivimos ya van siendo dificiles de encontrar y son dignos de valorar.

El iletrado de turno y hoy ministro del interior, en su insensata y reducida capacidad de entendederas decidio autorizar que un puñado de energumenos salieran a la calle para que le representaran en su idioted supina, aunque estoy convencido que la mayoria de ellos estan casados por la iglesia, sus hijos estan bautizados, van a colegios catolicos y entierran a sus muertos en cementerios, estos payasos han intentado desprestigiar a la Iglesia Catolica con la excusa de que España debe ser un estado laico y no saben ni quienes fueron los Reyes Catolicos, un gobierno tan progre y moderno como este en el que las ñiñas pueden abortar pero no pueden fumar, los ñiños pueden agredir a su profesor, los jovenes pueden asesinar sin tener condena y su unica expectativa de futuro es emborracharse los fines de semana solo puede generar mentes enfermas como ellos y lo unico que producen es pena, quiza esta provocacion este motivada por la envidia de no tener en sus casas una juventud como la que llena las calles estos dias.

Se podra estar o no de acuerdo con la visita del Papa, con lo que dice o con lo que hace pero hay que respetar a los cientos de miles de personas que sí lo comparten sin olvidar que el Papa es tambien un jefe de estado y merece todos los respetos por partida doble, de echo le ha recibido un Rey republicano y una princesa atea y no les ha pasado nada, o por lo menos eso parecia.

Un 75 por ciento de la poblacion española es catolica y aunque hayan decretado eliminar los crucifijos de los colegios y se empeñen en perseguir a los cristianos como lo hacia Neron nunca podran impedir que la juventud que ha salido a las calles siga fiel a su fe y a sus creencias sin importar que fanaticos gobiernen sus paises.

Benedicto XVI